EL FUTURO ES PASADO
Quiero
creer que nunca nos buscamos.
Frente mío te paraste
y mi atención captaste,
con lágrimas en los ojos, susurre tu nombre
y tú te acercaste como si en la tierra fuese el último hombre.
Fue un paseo algo extraño y muy confuso.
Ha pasado mucho tiempo y yo sigo vestido con el mismo buzo.
La casa misteriosa a la que me dirigía tenía una fila enorme en la entrada,
y dentro, extrañas personas pasaban.
Caminamos por todo lado,
incluso en las paredes de ese edificio inclinado.
Hablábamos de todo lo que nos había pasado
y pensaba que una nueva historia estábamos formando.
La casa era oscura por dentro
y no veíamos la cara de los que nos atendían,
llevaban capuchas y túnicas hasta las rodillas.
Muchas monedas cayeron al piso,
ayudar a recogerlas nadie quiso,
al final entramos de improvisto,
sin haber pagado un solo centavo
al guardia del mercado.
Poco a poco, tu rostro se fue acercando al mío,
y los besos no se fueron al olvido.
Sin embargo, cuando nos separamos,
yo ya te había perdido.
Era la entrada subterránea al borde de un jardín secreto.
Piedra tallada, flores y musgos decoraban la puerta del museo.
Nos sentamos en el camino a lado de un puesto repleto.
Tomabas mi mano y yo no me sentía vacío.
Cerré los ojos con fuerza,
lágrimas se desplazaban por mis mejillas.
Al abrirlos me di cuenta que en el mundo ya no había frutillas.
No me perdía en ningún vicio,
tampoco me encontraba en mí mismo,
la guerra había terminado
y tu recuerdo aún no había borrado
Levanté la cabeza y volteé hacia la entrada del bello jardín,
todo cambió de repente, parecía que las piedras hicieron motín.
Estaba claro que ya no era lo mismo,
sin dudarlo, caímos en ese abismo.
Lloré con los párpados cansados
porque me di cuenta lo lejos que he estado.
Todo se derrumbaba y no sabía por qué,
tus palabras eran duras y no tenían razón de ser.
Buscaba ser escuchado,
aunque todos ya me han abandonado
Te pregunté si existió la posibilidad de sobrevivir a esto.
Miraste al suelo y te disté cuenta que
Dejaste al mas listo y te fuiste con el más apuesto.
“Nadie sobrevive más de lo que quiere vivir”.
Fueron tus palabras antes de verte de nuevo morir.
Por: Josue Canelas Nova
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