BITÁCORA DE ELECCIONES PRESIDENCIALES (3)

 

Esta semana el candidato a diputado del Movimiento al Socialismo Reynaldo Ezequiel, participó en un debate organizado por el abogado Virginio Lema Trigo, vía redes sociales. Durante el conversatorio, el panelista consultó al candidato del MAS sobre su definición de socialismo a lo que Ezequiel respondió. Ser socialista es “es ser sociable.”

Después de que estas declaraciones desataron burlas, señalamientos y memes dentro de la sociedad misma y las redes sociales Reynaldo pidió disculpas a sus "compañeros" y reconoció que no sabe mucho de la teoría política que profesa.

Y es aquí donde una se pregunta ¿Qué clase de personas son las que se postulan para que le representen en la toma de decisiones dentro del parlamento? Claramente están en todo su derecho en participar -porque de eso se trata ser ciudadano, poder participar de elector y poder postularse para ser elegido- pero la “inclusión” que permite la democracia del siglo XXI en Bolivia nos está llevando por el sendero del extremismo (Vaya casualidad, ¿Dónde se vio que Bolivia lleve las concepciones a extremos? Siempre)

No quisiera que me malinterpreten, yo confió plenamente en la inclusión y la igualdad de oportunidades para todas las personas sin importar su género, ideología, orientación sexual o lugar de donde provengan; pero esto no se trata de excusarnos con la careta de “Discriminación” para plantear que personas que no están absolutamente nada preparadas puedan realizar representación “del pueblo” y que en sus manos este el futuro de mi educación, la salud de mi madre o la seguridad de mi hijo.

Para ser partícipe de ello no solo importa tu generosidad, bondad o gratitud hacia las personas, sino tu formación, entendimiento y criterio para el discernimiento de toma de decisiones para mejorar al pueblo en general.

Dejemos de ver a la política como un trabajo de conveniencia donde solo vas a edificios elegantes a levantar la mano cuando tu caudillo te lo ordene, y empecemos a obedecer a los principios de SERVIDOR PÚBLICO que se merece ese puesto.

Por: Daniela Torrico.